La investigación en física de altas energías, tanto en su vertiente teórica como en la experimental, ha sido y es uno de los avances más significativos en el ámbito de las ciencias físicas y puede permitir afrontar la resolución de algunas de las grandes incógnitas físicas o bien de ciertos problemas, que cada vez son más importantes, como el de conseguir una energía limpia. La demostración de la importancia de estos tipos de investigación se pone de manifesto en toda una serie de proyectos de gran alcance, como el LHC en Ginebra o los que quieren alcanzar la fusión nuclear ya sea a través del confi namiento magnético, técnica en la cual se basa el proyecto ITER, cuya construcción está en proceso en Cadarache (Francia), o, por contra, por el proceso de ignición, a través del uso de láseres de alta precisión, que se lleva a cabo en la Instalación Nacional de Ignición en el Laboratorio Nacional Lawrence Livernore en California (EUA). Pero, además, otros proyectos de alcance internacional ponen de manifi esto dicha importancia, como pueden ser el ATLAS —un experimento en preparación por el hoy ya realidad LHC del Centro Europeo para la Física de Partículas (CERN)—; el CDF —basado en las colisiones antiprotón-protón, llevado a cabo en el Laboratorio Nacional FERMIO en Illinois, EUA—; el K2K (Japón), que se centra en las interacciones entre neutrinos; el MAGIC, un experimento de astrofísica de partículas que se lleva a cabo en las Islas Canarias o, en último término, el DearMama, financiado por la UE, que tiene por objetivo el desarrollo de un sistema digital de rayos X en alta resolución y contraste y con dosis de baja radiación.
Ciclo: Deafíos del S.XXI. La voz de la Ciencia
Organizado por: Residencia de Investigadores