Los disruptores endocrinos son compuestos químicos que pueden interferir en la acción de las hormonas involucradas en muchos procesos biológicos que se dan a lo largo de nuestra vida como son el crecimiento, la pubertad o la función cardíaca. Estos compuestos se encuentran presentes en muchos de los productos que usamos en nuestra vida diaria como por ejemplo los retardantes de llama presentes en los tejidos, los perfluoratos presentes en las sartenes, los parabenos que impiden que crezcan bacterias en los cosméticos o el bisfenol A, que evita que los alimentos entren en contacto directo con las latas de conserva. Estudios en animales han demostrado que los disruptores endocrinos pueden afectar al desarrollo neuronal, aumentar el riesgo de sufrir obesidad, diabetes o asma. También se han relacionado con algunos tipos de cánceres como son los de mama o de próstata, aunque la evidencia en humanos no es tan clara. A pesar de que se han realizado muchos estudios al respeto, todavía no hay estudios epidemiológicos concluyentes sobre los efectos en personas. Aún así, los epidemiólogos aconsejan que se aplique el principio de precaución hasta que no haya un veredicto unánime y contundente de la comunidad científica. Es decir, hay que intentar evitar la exposición a estos compuestos hasta que no se pueda demostrar que son totalmente inocuos.
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Con la colaboración
Ciclo: LUNES DE CIENCIA
Organizado por: Residencia de Investigadores y Centros de Investigación de Cataluña - Institución CERCA
Dra. Maribel Casas, Institut de Salut Global de Barcelona (IS Global)