Tendra lugar a las 19h
Mirando de cerca la música barroca italiana e inglesa nos encontramos con más de 150 años de continua y exuberante creatividad en la historia de la música occidental. Es con Claudio Monteverdi y la Camerata Florentina que surge el inicio de la ópera, ese recitar cantando que encontramos en sus primeras operas italianas como L´Orfeo y L´Incoronazione di Poppea. El alumno de Monteverdi, Francesco Cavalli, siguió desarrollando la práctica de su maestro que culminó en la opera La Calisto estrenada en 1651. Uno de los focos de esta obra es el amor entre la diosa Diana y el pastor Endimione.
La música de danza fue un género muy extendido en la Italia y Europa del s. XVII y era frecuente escucharla en eventos lúdicos en casi todos los ámbitos de la sociedad. Por esta razón existían unos estándares de danza más o menos conocidos, de modo que todo el mundo los supiera bailar. Chaconas, zarabandas o folías son solo algunos ejemplos de estos estándares de danza. Los músicos de la época debían ser capaces de improvisar melodías sobre la marcha, y para ello algunos dejaron por escrito numerosos ejemplos sobre todo con carácter didáctico. Tal es el caso de Giovanni Battista Vitali que propuso unos ejemplos para violone, instrumento parecido a los actuales contrabajo y violoncello.
Algo posterior es el compositor italiano Antonio Caldara, más conocido por sus cantatas y el oratorio Maddalena ai piedi di Cristo.
Sin embargo, Caldara creó varias óperas, entre ellas la del argumento pastoral titulada La Constanza nel amor vince l´inganno. Data del año 1710, pero no se llegó a conservar en su totalidad, salvo algunas arias que se supone que sobrevivieron el tiempo.
En el panorama musical de Inglaterra del siglo XVII surge la figura de Henry Purcell, conocido tanto por sus numerosas canciones y la colección Orpheus Britannicus, como por sus óperas Dido and Aeneas o Indian Queen y la música incidental de la tragedia Pausanias. El dúo My dearest my fairest, atribuido a su hermano, Daniel Purcell, tiene ciertos paralelismos, y también contrastes, con el famoso Pur ti miro de Monteverdi, donde escuchamos el sí en repetidas ocasiones – una alusión, quizás, a las palabras más íntimas del acto amoroso, mientras que en el dúo de Purcell encontramos un no - no cambies, mi querido, mi amada, a sabiendas de que la historia entre Pandora y Argilius es solo un pasatiempo dentro de una fría estrategia política.
Organizado por: Residencia de Investigadores, CSIC - Generalitat de Catalunya