Dalí es un artista polifacético: pinta, esculpe, dibuja, graba, diseña interiores y logotipos publicitarios, realiza escenografías para obras de teatro, de cine, colabora con Buñuel en una película, escribe varias obras autobiográfi cas y tratados sobre arte, elabora y desarrolla teorías, y también es muy buen paisajista. Para hacer todo esto, no para de trabajar incansablemente.
Los jardines de Dalí nos sirven de apoyo o de pretexto para expresar algunas inquietudes sobre los jardines en particular y sobre el paisajismo en general. Al mismo tiempo y aunque parezca una paradoja, encontramos en ellos algunas respuestas a las cuestiones que planteamos. Esta contradicción es también una manera de aproximarse a la supuesta discordancia en los planteamientos de Dalí, que juega a enfrentar cuestiones aparentemente opuestas.
Muchos jardines son obras de arte. Los tres de Salvador Dalí son además obras de arte sorprendentes, lugares de experimentación, a los cuales, en comparación con sus otras obras, no se ha otorgado la importancia que les corresponde. No ayuda a ello el hecho de que el jardín sea una creación perecedera y cambiante, sobre todo cuando cesa la obstinación del jardinero que lo creó.
Ciclo: Jardines y creadores, en la Cataluña del Siglo XX
Organizado por: Residencia de Investigadores