Nuevos tratamientos de la hepatitis crónica C

El virus de la hepatitis C es muy prevalente y afecta aproximadamente a un 2% de nuestra población. Con el paso de los años, una proporción importante de pacientes con esta infección crónica desarrollarán cirrosis hepática, cáncer de hígado y algunos de ellos tendrán que recibir un trasplante de hígado. El tratamiento de la hepatitis C ha sido hasta hoy el interferón asociado a ribavirina, dos fármacos antivirales que actúan estimulando la inmunidad ante infecciones virales. Hasta hace muy pocos años, no había ningún sistema “in vitro” para estudiar el virus, y por este motivo los avances en el campo del tratamiento de la infección han sido muy pequeños. Hace poco, se desarrolló el primer “replicón” del virus, es decir, una estructura sub-genómica que codifica las regiones no estructurales del virus y es capaz de replicar y perpetuarse en cultivo celular. Esto permitió estudiar y diseñar moléculas con efecto inhibidor sobre algunas de las proteínas del virus. Es así como en 2006 se consiguió desarrollar el primer medicamento dirigido contra una proteína del virus, en concreto la proteasa viral. La carrera hacia la obtención de nuevos fármacos ha sido muy rápida y hoy ya disponemos en el mercado de dos inhibidores de la proteasa (boceprevir y telaprevir) y una serie de nuevos medicamentos que están en fases avanzadas de desarrollo (análogos nucleótidos, inhibidores de la polimerasa, inhibidores de la NS5A). Es previsible que en unos años la hepatitis C se pueda erradicar con tratamientos cortos y seguros, sin el uso de interferón.