El SIDA, treinta años de infección: pasado, presente y nuevas terapias

El Síndrome de la Inmunodefi ciencia Adquirida (SIDA) es una enfermedad infecciosa causada por el Virus de la Inmunodefi ciencia Humana tipo 1 (HIV-1). Los primeros casos se describieron en 1981-82 en San Francisco y Nueva York y rápidamente la llamada «epidemia del siglo xx» se fue extendiendo por todo el mundo. El origen del virus es el llamado Virus de la Inmunodefi ciencia de los Simios (SIV), poco patógeno para los primates no humanos. El salto interespecies se había producido unos 30-50 años antes. El VIH-1 se identifi có en 1983 y a partir de este momento se facilitó el diagnóstico (presencia de anticuerpos o serología positiva en las personas infectadas) y se pudo defi nir la historia natural de la enfermedad.

Tras la llamada «infección aguda» o «primoinfección», con frecuencia asintomática, se entra en un largo periodo de equilibrio que refl eja la capacidad de nuestro sistema inmunológico para controlar la infección y la capacidad del VIH-1 para escapar. Seguía un periodo de 3-10 años, en el que se producía un «agotamiento» del sistema inmune y la aparición de infecciones y cánceres «oportunistas». La esperanza de vida solía ser inferior a 1-2 años.

El primer antiretroviral (la zidovudina) se introdujo en 1986 y el tratamiento antiretroviral continuado y de alta eficacia diez años más tarde (1996). En el año 2012 la esperanza de vida de una persona infectada por el VIH-1, que pueda acceder al tratamiento y que lo cumpla, es similar a la de la población general ajustada por edad y sexo. Una persona tratada, y con buena respuesta, es muy difícil que pueda transmitir el virus. Por tanto, el tratamiento no tan sólo es beneficioso a nivel individual para las personas infectadas sino que también es un arma de salud pública para reducir la tasa de transmisión y por tanto de nuevas infecciones.

La mejor arma para evitar la diseminación de cualquier enfermedad transmisible de origen infeccioso es una vacuna preventiva. Para el caso del VIH-1 se ha demostrado que ésta es posible, pero que la efi cacia de los prototipos actuales es todavía demasiado baja para que pueda aplicarse de manera rutinaria.